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Promover la demanda. Esa es la conclusión a la que llegan los propietarios, empresas de aprovechamiento forestal y movilizadores de biomasa de España, que coinciden en que hay que instalar más equipos para uso térmico y también eléctrico. Porque España tiene biomasa, y mucha.

Los bosques españoles se encuentran en expansión. El monte ocupa más de la mitad de la superficie nacional y España es el tercer país europeo con mayor superficie arbolada, por delante de Francia, Alemania y Polonia. Y la tendencia de aumento de la superficie forestal se mantiene.

 

BIOMASA SÍ HAY

Según el informe “Situación de los bosques 2013”, de la Sociedad Española de Ciencias Forestales –SECF-, se aprovecha la tercera parte de lo que crecen los montes, tan sólo 15 millones de m3 al año frente a los 45 millones de m3 de crecimiento anual, lo que obliga a importar otros 15 millones de m3 de terceros países. La oferta local de biomasa forestal existe y se puede aprovechar.

España tiene una tasa media de aprovechamiento de un 35%, aunque las cifras varían  mucho según Comunidades Autónomas y oscilan entre el 10 % en algunas autonomías hasta la tasa máxima, en Galicia, con el 88%. Aún queda un margen importante hasta alcanzar el 62% de aprovechamiento forestal medio de la UE27.

 

Los científicos Gregorio Montero y Rafael Serrada, presidente y vicepresidente respectivamente de la SECF, coinciden con lo anterior: “los bosques españoles, debidamente gestionados, podrían ofertar una producción anual de alrededor de 30 millones de m3 de madera, mejorando su situación actual de abandono y sin peligro para que sigan cumpliendo todas sus funciones sociales y ambientales”. Esto permitiría duplicar la cuota de autoabastecimiento y mejorar la balanza comercial exterior.

Desde la SECF advierten además que los bosques están acumulando biomasa combustible en exceso, lo cual favorece el desarrollo de grandes incendios.

 

¿CÓMO SE PROMUEVE LA DEMANDA?

A mayor número de instalaciones energéticas que consumen biomasa, mayor demanda de biomasa y mayor movilización del recurso. Sustituir las calderas de gasóleo, carbón y gas natural por calderas de biomasa equivale a inyectar dinero en los montes y en el país.

“Aumentar la movilización de biomasa requiere aumentar los aprovechamientos y promover la demanda”, señala como obviedad Miguel Ángel Duralde, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Forestales –ASEMFO-. Y añade que “el incremento de la demanda es una oportunidad para mejorar la gestión de los montes”.

 

Los empresarios forestales valoran de forma muy positiva acciones como la propuesta por el Gobierno de Navarra en su III Plan Energético Horizonte 2020 de ofrecer el 15% de deducción fiscal a la instalación de equipos de biomasa, afirma su gerente Arancha López de Sancho.

Otras Adminsitraciones, como el Ayuntamiento de Cuenca, aplican una reducción del 50% en el IBI durante 3 años a quienes instalen un equipo de biomasa.

 

La ayuda directa a la inversión también funciona: en los últimos años Andalucía ha estimulado la adquisición de equipos, sobre todo en el sector doméstico, con sistemas de gestión y control de incentivos muy ágiles y directos que han hecho atractiva la compra de pequeños equipos por parte de muchas familias andaluzas.

 

Según el Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa hay más 1600 MW térmicos instalados en esta comunidad, que cuenta además con 18 instalaciones eléctricas y de cogeneración, lo que facilita la movilización anual de grandes volúmenes de biomasa. De hecho, GESBI, que en la última temporada movió 100.000 toneladas, lo hizo en su mayoría para abastecer a estas centrales.

En referencia a la generación eléctrica con biomasa, la política energética del Gobierno de España no ha hecho sino frenar multitud de proyectos que requerirían una importante movilización de madera de nuestros montes.

 

¿CÓMO AUMENTAR LOS APROVECHAMIENTOS FORESTALES?

 

Patricia Gómez, gerente de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España –COSE-, apunta que, de forma paralela a la promoción de proyectos que utilizan biomasa y para garantizar su puesto en marcha, “el suministro de la biomasa forestal debe ser operativo”.

La operatividad técnica y administrativa han de ir de la mano si se pretende atraer inversores y financiación privada al sector. Los marcos regulatorios han de ser constantes en el tiempo para garantizar una seguridad suficiente a los inversores y que inyecten dinero en el monte y no en otras opciones.

En opinión de Miguel Ángel Relaño, Director técnico en GESBI, el papel de las Administraciones locales es fundamental: cuánto más cercana sea la Administración implicada, más valorará la generación de empleo que estimula esta actividad y más impulso intentará dar al aprovechamiento.

Porque está claro que poner en marcha el recurso foresal genera actividad empresarial y, por tanto, empleo. “Algunas empresas de servicios forestales han diversificado su actividad hacia la gestión y aprovechamiento de la biomasa, así como a la instalación de calderas y redes de calor con este recurso”, afirma Duralde.

Lo que se reclama desde el sector forestal privado es una modernización de las leyes y de la Administración Pública, reducción de trámites burocráticos, ventajas fiscales y mayor coordinación entre administraciones. Sin duda, mejoraría la operatividad de la movilización de biomasa si se llevarán a cabo.

Algunas Comunidades Autónomas como Castilla y León o la Valenciana cuentan con Planes de Bioenergía, pero necesitan una aplicación práctica y real.

 

¿MATERIA PRIMA PARA TODOS?

 

“Por supuesto que hay tensiones; la disponibilidad de madera es limitada y tanto la bioenergía como las industrias de papel o de fabricación de tableros requieren grandes cantidades de materia prima forestal”, afirma Santiago Sevilla, de MYCSA, empresa movilizadora de biomasa forestal en toda Europa. En esto coinciden desde GESBI: las tensiones se suscitan en las épocas en que la demanda es superior a la oferta que proporcionan los montes.

La solución es clara para Relaño: aumentar la oferta estable de biomasa desde los montes gestionados por las diferentes Administraciones. “Si las administraciones públicas sacaran a subasta aprovechamientos plurianuales (5 años o más), sería posible programar y optimizar la producción de biomasa”. Algo en lo que coincide Arancha López: “los contratos a medio y largo plazo favorecerían una estabilidad en el mercado”.

En definitiva, puede que haya tensiones, pero queda claro que en España hay recurso suficiente para reducirlas bajo mínimos.

 

¿A QUÉ PRECIO?

En los países nórdicos, Alemania, Austria o Dinamarca, con 20 años de ventaja en el uso de la biomasa, oferta y demanda han ido creciendo al mismo ritmo, de forma que no se han producido grandes tensiones en los precios de la biomasa. La experiencia de estos países demuestra que el precio de la biomasa ha ido variando en relación con el IPC general.

“En un mercado de la madera bastante oligopolista, dominado por la gran industria forestal, la aparición de pequeños compradores no controlados, fundamentalmente las fábricas de pellet, ha provocado incremento de competencia real en mercados locales”, afirma Duralde sin rodeos.

Según Relaño, el precio de la biomasa destinada a generación eléctrica ha sufrido un descenso de un 30% en los últimos 6 años, más pronunciado en la última temporada; sin embargo, observa que el precio de la astilla para uso térmico se mantiene estable a pesar del incremento de la demanda.

Y es que el mercado de la madera y el de la biomasa forestal es el mismo. En el futuro, el crecimiento de la demanda de sus productos provocará un aumento del número de empresas presionando por su obtención, tensionará un poco el precio y provocará un aumento de madera en el mercado. Pero todo ello traerá consigo una mayor inyección de inversores privados que financiarán una mejor gestión de los montes.

Para los propietarios forestales el futuro empieza a tomar color: “Venimos de varias décadas de mercados de madera delgada con precios reales sin apenas variación. La revalorización del precio de la energía ha hecho que la energía contenida en esta madera sea competitiva respecto a otros usos y otras fuentes de energía no renovable”, afirma Patricia Gómez, de COSE.

 

BIOMASA EN MONTES PÚBLICOS Y EN PRIVADOS

 

Relaño piensa que la aportación de biomasa de los montes privados es, todavía, poco representativa y cree que para garantizar una oferta estable es necesaria la implicación de todas y cada una de las Administraciones dueñas o gestoras de los montes con uso de biomasa.

Un aumento en las cortas de madera del sector privado no es, por si sola, una solución, ya que gran parte del terreno forestal donde existe una economía de escala es de utilidad pública. “Es necesario que, tanto las Comunidades como el Estado, aumenten el desarrollo forestal en sus montes para poder hacer frente a la futura demanda”, afirma Santiago Sevilla.

El gran problema de los montes privados de España es que no son rentables. Esa falta de rentabilidad ocasiona una gestión insuficiente o nula. Es una pescadilla que se muerde la cola, pero “cuando es posible rentabilizar la selvicultura, hay menos propietarios desaparecidos”, reflexiona Patricia.

Los propietarios forestales observan que ha aumentado la demanda de biomasa para usos energéticos, debido en gran medida a la demanda internacional. Santiago Sevilla explica que MYCSA ha movilizado biomasa tanto a nivel nacional como internacional; “exportamos de forma habitual a Italia y norte de Europa, principalmente por barco”.

Cada año España exporta biomasa a precios bajos, mientras se gasta 45.000 millones de euros en comprar energía cara en el exterior.

Es tiempo de movilizar más biomasa, de contar con sistemas de gestión eficientes y seguridad legislativa que generen el caldo de cultivo para la creación de nuevas empresas y el crecimiento de las existentes, crear empleo y aumentar nuestra autonomía energética.

 

Publicado en Bioenergy international  nº 25 • Octubre 2014

 

http://www.bioenergyinternational.es/noticias/News/show/movilizacion-de-biomasa-en-espana-vision-del-sector-privado-promover-la-demanda-669

Movilización de biomasa en España. Visión del sector privado: promover la demanda

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